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martes, 26 de junio de 2012

EL PEOR MIEDO DE LOS PADRES ACTUALES...

Buscando información interesante para el blog y para todos los padres que nos visitan, encontré un artículo que se me hace bastante interesante para que los padres lo léan.

Esta entrada la inicié haciéndome una sencilla pregunta: ¿Habrá algo a lo que los padres le tienen miedo en la actualidad? Esto me lo preguntaba, dado que los padres cuando llegan a mi consultorio, llevan muchas dudas, pero pocas veces pueden hacer consciencia de algo en especial a lo que le teman.

Así que esto me ayudó para iniciar mi búsqueda y fue muy grande mi sorpresa, al descubrir que uno de esos grandes miedos, pues no es otra cosa que el ser "Autoritario" con sus hijos, cosa básica que hace que los problemas actuales en las familias pues se recrudezcan.

Espero que este artículo les sirva de mucho y nos vemos pronto en otra entrada de este blog: "Rincón de los padres"... Y como siempre les digo: "Léan, analicen y compartan".

"Los padres posmodernos tienen miedo a ser autoritarios con sus hijos"

(26/04/2009) Por Albertina Maquestau

Reflexiones del psicólogo Fernando Osorio. La función que cumplen los padres de un niño es un tema tan difícil como preocupante. Los padres actuales son los que demandan más respuestas.

Para el psicólogo Fernando Osorio, "la crisis de la organización familiar y escolar tiene en el centro de la polémica a la decadencia de la autoridad ejercida por los adultos", por eso recuerda que "la autoridad es lo que le permite a un niño crecer sano" y que los padres "no deben tener temor a ejercerla".

Con el propósito de colaborar en la difícil tarea de educar a los hijos, Osorio brindó en la ciudad una charla denominada ¿Qué función cumplen los padres de un niño? que estuvo organizada por Fundación OSDE, con el auspicio del Instituto San Nicolás de los Arroyos.

En diálogo con LA CAPITAL, Osorio abrió un espacio para pensar y debatir cuándo y por qué los adultos fracasan a la hora de poner límites o de encontrar una mejor orientación para los conflictos de los hijos.

-La pregunta que usted plantea sobre la función que cumplen los padres de un niño, ¿surge como respuesta a las demandas de los padres de hoy, porque antes ni siquiera se la hacían?

- Es verdad, porque en realidad es generacional la pregunta. Responde a una generación de padres que están entre los 35 y 45 años y de ahí para abajo. La generación más complicada es la que tiene entre 45 y 55 y tiene hijos adolescentes. De ahí para abajo, todo va increscendo en cuanto a las dudas, a la inseguridad, a las preguntas por el hacer.

Con una generación mayor no aparece la pregunta porque en realidad no aparece el cuestionamiento. No había un cuestionamiento acerca de lo que tenía o no que hacer un padre y en realidad eso generaba una acción directa en la relación con sus propios hijos. Y la relación con ellos estaba regulada por algo muy estanco y claro, por eso yo me detengo a pensar que en crisis hay una generación, porque además esos padres que tienen más o menos cuarenta y pico hasta 55 años, desarrollan toda una problemática muy particular porque a su vez ellos fueron hijos de la Dictadura. En general quienes ahora tienen hijos adolescentes fueron adolescentes en la época de la Dictadura. Y ahí hubo un adoctrinamiento muy claro y evidente. Entonces no había cuestionamiento hacia la autoridad paterna, se daba por sentado que las cosas eran así, y el cuestionamiento era de la puerta para afuera.

Y por supuesto si vamos mucho más atrás, esto era mayor. Si nos remontamos a nuestros abuelos, había una cuestión de género en donde en realidad no sólo no había un cuestionamiento hacia la autoridad paterna.

-El padre era intocable....

-Detrás de toda esa imagen paternalista había mucha hipocresía, sobre todo evidenciado por la posición de género que se tenía en esa época. Incluso al padre en alguna generación se lo trató de usted y la que resolvía en todo sentido la cocina -no sólo de la comida sino también de lo que tiene que ver con los hijos-, era la madre. Es decir, la madre en mujeres que hoy tienen entre 70 y 80 años, eran las que resolvían los líos de los hijos y tapaban fuertemente posiciones de género del varón como jefe de familia. Hasta en situaciones extremas como podría ser la infidelidad conyugal, donde en realidad eso no se hablaba y no existía la posibilidad de divorcio.

El divorcio de gente de esa generación se produce en los últimos 10 o 15 años. Ahora uno se entera que los viejos se separan y los hijos se preguntan: ahora le venís a cuestionar a papá cuando te metió los cuernos toda la vida y ahora seguro que no lo hace.

Las preguntas

-Hoy, ¿no nos estaremos cuestionando demasiado?

-Sí, nos cuestionamos demasiado, negociamos demasiado, les permitimos a los hijos que adquieran una autonomía anticipada que termina siendo perjudicial para ellos.
Hay una generación de padres un poco más jóvenes que están 35 y 45 años, que son padres más ausentes, no porque están desinteresados, sino que consideran que es mejor establecer una relación fraterna con los hijos en la que somos hermanos, amigos, pares. Hay un juez español que dice que cuando uno se hace amigo de los hijos los deja huérfanos.

Y después tenemos una generación de padres más jóvenes que tienen entre 25 y 35 que realmente no tienen la más mínima idea. Vienen a la consulta con sus hijos y ni siquiera pueden contar qué les pasa, no pueden describir la problemática. En realidad esa generación de padres viene derivada de la escuela. Consultan porque en la escuela les dicen que el chico está mal, pero no porque ellos observen que algo se está gestando.

-Y a esa generación, ¿qué le falta para no poder descifrar qué le pasa a su hijo...límites?
-Hay como un mito en relación a lo que puede o no un padre y en general se ha vulgarizado que cuando un padre no puede poner límites es porque no lo tuvo y en algunos casos es exactamente al revés. Son padres que fueron absolutamente reprimidos en su crianza y han generado en la relación con sus hijos una crianza opuesta. Pero no es lineal eso, no tiene que ver directamente. Es fundamental el atravesamiento social, la voz del entorno, las vivencias que haya tenido ese sujeto, la experiencia de vida que haya desarrollado, lo que haya vivido él como sujeto de la crianza; no solamente si tuvo o no un padre autoritario. Porque la crianza no sólo se desarrolla en la relación con los padres, entonces no necesariamente un padre que no pone límite es porque no lo tuvo o porque en realidad tuvo uno que puso demasiados.

Hay toda una influencia del entorno y la socialización secundaria se hace en las organizaciones escolares, así que hay influencia de los docentes de maternal y de Inicial. De hecho uno de mis últimos libros sobre la función que cumplen los padres de un niño está dedicado a ellas y especialmente a tratar de que piensen que no tienen que transformarse en la segunda madre, porque si hay algo que un niño no necesita, es tener otra madre. Justamente lo que necesita es incorporar los modos de separar.

Los límites
-Los límites, históricamente, ¿siempre son los mismos?
- Los límites siempre son recursos con los que primero tienen que contar los padres en el sentido de que un límite es aquella acción que le permite a un padre regular la impulsividad de los hijos. Hay una cuestión de constitución, de conducta y personalidad de los niños que es la satisfacción inmediata. Los chicos llegan al mundo y muy pronto quieren lograr la satisfacción inmediata a sus necesidades. Los únicos que pueden regular esto son los padres, y ese es el primer aprendizaje de los hijos.

Si se logra que los hijos entren en esa vertiente del control de los impulsos gracias a los adultos lúcidos que los ayuden, es probable que anden bastante bien. El problema es cuando muy tempranamente se instala que los padres no tienen la menor idea de cómo ayudar a sus hijos a controlar esos impulsos, entonces creen que el modo es satisfacerlos.

-El planteo de los padres de no saber qué hacer ¿es una de las consultas más recurrentes?
-Sí, porque justamente los padres dicen, ya le di todo o le saque todo para castigarlo, entonces no saben qué más hacer. Uno de los planteos que suelo hacer es: no hiciste lo más importante que es regular esa necesidad del chico de satisfacerse con cuanta necesidad se le cruza en el camino. Lo más importante no lo hiciste, lo que sí realizaste es materializar a través de objetos, por qué sí o no algo. Y lo que termina ocurriendo es que se mercantiliza la relación con los hijos entonces todo es premio y castigo, sobre todo en la generación de padres más jóvenes.

-Se pierde el diálogo y la capacidad de escuchar....
-Sí, como cuestión inmediata a partir de eso. Lo que ocurre es que hay que ver en el inicio de la relación con los hijos cómo se fundó esa escucha y diálogo, y la capacidad de codificar lo que le pasa al hijo.

Una madre dice lo que le pasa al bebé, no se lo pregunta. Cómo sabe que llora por hambre, porque una vez durante el primer llanto le dio la teta y ahí empieza el primer modo en que se regula esa relación. Entonces el bebé la próxima vez que tenga la misma necesidad, va a llorar y la madre le dará de comer. Pero si sigue llorando, una madre lo suficientemente buena, se dará cuenta que quiere otra cosa. El bebé se da cuenta que la modificación del llanto le permitió tener otra experiencia. Todo eso se va instalando como una huella. Entonces, ni siquiera tiene que ser una madre maravillosa, con que sea mínimamente buena en el sentido de estar atenta, alcanza.

Yo soy psicoanalista y trabajo desde hace 20 años con niños, adolescentes y familias. El psicoanálisis moderno descubre que uno de los orígenes del famoso y tan moderno problema atencional de los niños se funda en que en el inicio de la vida de ese niño no hubo una madre que codificó bien ese llanto. Algo entre esa madre y niño se armó, mal entonces este nene no tiene la atención como un recurso propio y no puede prestarle la atención a nadie, con diferentes variabilidad de patología.

Los pediatras dicen que al bebé hay que tenerlo los primeros tiempos al lado de la cama porque así se regula la mamada. Esto es exactamente lo mismo, si la madre está lo suficientemente atenta, aprende a codificar ese llanto y lo libera a ese nene de un montón de problemas que va a tener después en su comunicación y al bebé le queda como una huella que va a ser futuro lenguaje.

-Las madres de hoy, ¿no están lo suficientemente atentas?
- Hay tres tipos de padres. Están los negligentes que no son malos padres, sino que son torpes y no saben qué hacer con los hijos y no tienen una intencionalidad de provocar un daño. Son negligentes porque cometen muchos errores que por lo general son detectados en la escuela, entonces cuando se los llama aparece la torpeza que hay en la relación con sus hijos. Uno como docente les informa a ellos qué le pasa a sus hijos. Son complicados para trabajar porque en realidad la torpeza hace que no puedan advertir demasiado qué es lo que ocurre con sus hijos y necesitan de otros que se los diga.

Después tenemos padres que preguntan. Esos diría que son los mejores. Porque un padre que pregunta está dispuesto a escuchar, a implementar alguna estrategia que el docente o el pediatra le dice.
Y por último, están los padres que demandan, que son los más complejo. Consideran que los docentes, pediatras o psicólogos son los culpables de lo que les pasa al hijo, entonces quieren que les resuelvan el problema. No están dispuestos a pensar nada, no se hacen cargo de lo que les dicen y en general son muy poco colaboradores cuando por ejemplo una docente les llama.

La autoridad
-En todo esto está en juego la autoridad de los padres....
-Es un fenómeno moderno la decadencia de la autoridad. Y la autoridad no es el padre, porque la madre también tiene que poner límites.

Hay un modelo de construcción del psiquismo del ser humano, de que el padre es el que pone límites, el que regula. Eso es formalmente lo que tiene que ocurrir, pero no es que la madre no pueda hacerlo, entonces uno se encuentra en la práctica clínica con muchas mujeres que plantean que ellas son las locas que gritan en la casa mientras el esposo llega y lo único que hace es jugar con los hijos.

La decadencia de la autoridad atraviesa a toda esta generación que fueron adolescentes en la época de la Dictadura, a la generación que quiere ser amigo de sus hijos y a los que no les importa nada. Entonces el cuestionamiento de los chicos es ¿y por qué?. Hace 40 años los chicos también hacían la misma pregunta, pero en realidad no existía la duda acerca de la respuesta que tenía que recibir.

Hay muchísimo miedo de los padres posmodernos a decirles que no. Y esta negativa hay que justificarla diciendo: porque soy más grandes que vos; porque ya viví esa situación y sí lo que es mejor; porque no lo vas a entender y no me preocupa y me vas a hacer caso porque mientras vivas conmigo, acá se hace lo que digo y punto. A lo mejor en otro momento se podrá hablar, pero muy pocos padres lo dicen y cuando lo planteo me miran como fascista.

De hecho, cuando nosotros nombramos como lema la decadencia de la autoridad al congreso internacional que estamos organizando en octubre, tuvimos por parte de personajes muy reconocidos cuestionamientos tales como: cómo le van a poner ese título si la autoridad es lo peor que nos pudo pasar a nosotros. Pero no, lo peor que nos pudo pasar es tener gobiernos militares en nuestra historia y sufrir el autoritarismo y terrorismo de Estado, pero justamente eso nos hizo perder de vista que la autoridad es lo que le permite a un niño crecer sano.

FUENTE: lacapitalmdp.com


                                     

                                         

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